Ya son varias las webs donde me he topado con un reportaje en el que se muestran actrices pornográficas antes y después de pasar por maquillaje (aunque en algunos casos parece que haya sido por chapa y pintura) y, sinceramente, no comprendo cual es la finalidad de todo esto. No se si la intención es ensalzar la labor que desarrollan los equipos de maquillaje y estilismo o si por el contrario se trata de bajar del pedestal a nuestros mitos lujuriosos.

Si se trata de lo primero, mi más sincera enhorabuena puesto que a la vista está que realizan un excelente trabajo. Si se trata de lo segundo… ¡menudo descubrimiento! Pero vaya, que para llegar a la misma conclusión bastaba con tomar una foto de cualquier mujer recién levantada y otra cuando sale un sábado noche (con alguna, ya vale con verla yendo al instituto…).

El tema es que con las actrices es diferente, ¿no?. Se trata de demostrar que vivimos engañados y que esos iconos en realidad son tan mundanos como cualquier otra chica que nos podamos cruzar por la calle. Pues si, amigos, tras ese halo de inalcanzable exclusividad se encuentran personas comunes, con sus bolsas en los ojos, marcas en la piel, miradas lánguidas y probable desencajamiento facial cuando van estreñidas.

Pues no sé vosotros pero a mí no me han quitado las ganas. Es más, incluso sin maquillaje a más de una le metía de todo menos miedo (con otras quizás debería emplear una bolsa en la cabeza). Y es que en casi todas esas imágenes se han omitido detalles pero que muy importantes. Detalles que no se disimulan con maquillaje y que sí, se pueden corregir, aumentar y mejorar con cirugía, pero ¿eh? si la mejora está bien hecha… bienvenida sea!!




Desvelado el misterio, y aunque en algunos sitios se le haya dado un trato un tanto pernicioso, las imágenes corresponde al portfolio de la estilista Melissa Murphy (Melissa Makeup). Aquí os dejo el enlace para que podáis disfrutar del material al completo (ánimo que son 93 fotos!).