Una de las mesas redondas más interesantes del pasado NextPorn fue la protagonizada por Pablo Ferrari (de la productora Red Devil X) y Arnaldo Chamorro (de FAKings) sobre retos de la industria de las escenas de pago. Xabi Gual (Pornoticiero / MyKiwis) iniciaba el debate poniendo sobre el tapete lo que muchos señalan como el principal causante de todos los males del porno actual (o al menos en España): los tubes gratuitos. Dado que yo no comparto esa postura, me resultó especialmente satisfactorio comprobar cómo se imponía el sentido común y ambos productores coincidían conmigo en discrepar.
Según manifestaron, claro que vivirían mucho mejor si no existieran los tubes, pero no se puede tratar de cáncer a algo que ya existía varios años antes del nacimiento de la mayoría de las productoras actuales. Como ejemplo para reforzar esta teoría, Arnaldo mencionó el caso de un famoso portal que ahora está comenzando a realizar sus propios videos (en clara referencia a XVideos); si realmente los tubes estuviesen matando al porno seria absurdo ni tan siquiera concebir que uno de ellos tuviera interés en ponerse a producirlo. Los tubes son simplemente una evolución de Internet, un elemento con el que las productoras españolas deben aprender a lidiar y, sobre todo, a explotar en su beneficio dado que, por otra parte, tampoco les queda otro remedio.
También evitaron referirse a la situación actual del porno patrio en términos de crisis y en su lugar hablaron del estallido de la burbuja que se ha ido creando en los últimos años. Lo que sí señalaron como un problema, al igual que ocurre con la industria del cine y la musical, es la piratería. Es decir, esos webmasters que, registrándose como miembros o utilizando identificaciones crackeadas que ofrecen unos terceros, acceden a sus páginas y se descargan las nuevas escenas en cuanto se publican para minutos después tenerlas disponibles gratuitamente en sus sites obteniendo, por otras vías, comisiones por cada reproducción o descarga. Aunque ante este tema se mostraron bastante resignados dado el poco amparo que les ofrece la legislación vigente y el esfuerzo y tiempo que supondría combatirlos y que, por supuesto, les restaría de su principal cometido.

Durante el debate también salieron a relucir argumentos clásicos, como la consabida picaresca del usuario español para encontrar formas de evitarse pagar o esa impresión generalizada de que todo lo que se fabrica fuera es mejor (o más cool). No voy a negar que, seguramente, la raíz de todo este problema se reduzca a que lamentablemente en nuestro país no estamos educados con el mismo concepto de solidaridad social que tienen en otros lugares como Alemania o Japón, sin embargo de tanto escuchar una y otra vez la misma cantinela estos razonamientos empiezan a sonar poco convincentes. Por ejemplo, un dato que personalmente hubiese encontrado muy interesante (aunque asumo que los asistentes no tuviesen forma de conocerlo) es saber qué porcentaje de españoles paga actualmente por consumir porno extranjero. De ese modo quedaría ratificado hasta qué punto es válido el argumento de la picaresca o, por el contrario, evidenciaría si la desidia del aficionado por rascarse el bolsillo con el porno español es simplemente porque considera que la calidad del producto no lo merece.
Como habréis podido suponer este es un tema harto complicado sobre el que apenas pudimos arrojar luz. Probablemente la solución la obtendremos el día en que todos pongamos un poco de nuestra parte. Hasta que llegue ese momento (podéis esperar sentados), dejar constancia al menos de nuestro agradecimiento por habérsenos permitido participar en tal ilustre evento.
