Recientemente recibimos la visita de uno de los talentos masculinos más en auge en la industria española, un joven de encantadora sonrisa que poco a poco se está ganando un hueco entre los mejores gracias a su tesón y perseverancia. Además es un tipo habilidoso con las manos, que le gusta el arte, cocinar, dar masajes y asegura que se le da genial. Vamos, el yerno que toda suegra quisiera. Nos referimos a Jason Carrera, un venezolano de 25 años que desde niño fantaseaba con la posibilidad de convertirse en actor porno y mira tú por dónde que acertó. Afincado en España desde 2008, ha vivido en Figueres, Girona y Barcelona, donde reside actualmente. Tras terminar la ESO se apuntó a un ciclo formativo de moda, puesto que el diseño y la confección era algo que le apasionaba, pero lo dejó a medias porque reconoce que en esa época no estaba muy centrado. Como masajista oficial de la familia quiso mejorar sus conocimientos haciendo un curso de quiromasaje, aunque su historial laboral siempre ha estado vinculado a la hostelería, en parte porque le parecía la forma más fácil de conseguir trabajo y en parte por su afición a la cocina.
Pero llegó un momento en el que el sueño de meterse en el porno desplazó a todo lo demás y decidió probar suerte escribiendo a FAKings. Tras un primer intento fallido recibió la llamada de Raúl Lora y ahí comenzó su periplo. Además de las mencionadas, en su creciente currículum destacan escenas con estudios como Brazzers, Anal Vids (Legal Porno), Mature.nl, Jacquie et Michel, Private, SexArt, Fakehub, Dane Jones o Massage Rooms entre otros, aparte de realizar colaboraciones y crear su propio contenido que distribuye en plataformas como Pornhub o ManyVids.
LGU: ¿Cómo empezaste en el porno?
JASON: Es muy fuerte porque tengo primos que justo acaban de venir de Venezuela y me han dicho «De pequeño decías que ibas a ser a ser actor porno y nosotros nos reíamos, pero al final sí». Era algo que había olvidado por completo pero realmente lo decía porque, yo de pequeño había visto porno, era una persona con una sexualidad muy despierta. Lo había dicho de broma cuando tenía 6 u 8 años y a los 16 o 17 ya buscaba información sobre ser actor porno, pero como que lo dejaba de lado. Era algo que estaba ahí como un sueño pero luego era realista y me decía «No sé si yo podría». Cuando cumplí 18 o 19 encontré la página de FAKings de «¿Quieres ser actor porno?» y envié mi solicitud pero yo no sabía cómo iba. Ponía «foto desnudo» y yo envié las fotos tal cual, no me empalmé ni nada y, claro, luego pensé, «¿Cómo van a saber si valgo si no me ven en todo mi esplendor?». Pasaron los años y ya con 23 la idea me seguía dando vueltas en la cabeza, así que envié la solicitud otra vez pero esta vez bien. Justo era época de pandemia y no estaba haciendo nada, encontraba un trabajo y el restaurante cerraba. Encima era una época en la que estaba muy enfocado en el deporte, había trabajado mi físico. Un mes después Raúl Lora, uno de los directores de FAKings en Barcelona, me envía un mensaje de WhatsApp y me dice «Oye ¿tú puedes venir el miércoles a grabar?». No me lo creía porque había visto que en otros castings decían de ir a Madrid o pagar 100 euros. Fui allí, estaba nervioso pero me puse a hablar con la maquilladora Naara Delgado, con Raúl y la verdad es que son muy majos. Se hizo más fácil y la chica también estaba bien, era muy guapa.
¿Qué recuerdos guardas de aquella primera experiencia?
Al principio me costó un poco. Era con cámara fija, ni si quiera estaba el director ahí, dejaba la cámara y nosotros a nuestro rollo, pero luego me dejé llevar y la escena salió bien. Yo tenía como muy presente «Vale, ahí está la cámara. Voy a dar bien el ángulo para que se vea bien la penetración». Y también, no como fardar, pero las chicas con las que había estado siempre me habían dicho que era bueno y ese feedback poco a poco como que me lo iba creyendo y, cuando sabes lo que le gusta y cómo le gusta a una tía, tienes esa confianza de hacerlo bien. Además soy una persona que puede tener varias cosas en la cabeza, puedo estar aquí concentrado haciendo esto pero también estoy viendo la cámara, entonces me sale natural. La escena salió bien aunque no es mi mejor escena. Raúl vio algo en mí, que se lo agradezco un montón, y me volvió a llamar. La siguiente ya fue doble penetración con Bangkok -muy buen tío, un colega- y desde esa vez hemos grabado como 7 u 8. Nunca había hecho un trío en mi vida, era el primero y ya grabando, o sea una locura [risas]. No soy muy fan pero había tan buen rollo y era algo así como nuevo que me lo pasé súper bien.
¿Ha resultado ser el porno como te lo imaginabas?
Detrás de una pantalla lo deshumanizas. Es como que no existe, no va contigo y al final hay gente trabajando para hacerlo. Estar ahí me abrió los ojos. Ahora tengo recuerdos de las escenas pero, cuando veo el resultado, el recuerdo pasa a ser lo que he visto en la escena. Es algo muy raro, es como verte todo el rato en tercera persona, como si fuese ajeno a tí. Ves la escena y te reconoces pero cuando estás ahí es como sexo normal, lo que tienes que dar bien el ángulo, tienes que parar cuando te dicen, que si la luz, que si hay que hacer esta postura, ahora te tienes que correr… Pero mola ver el proceso, desde que es una idea hasta que tienes el producto final. Lo vives y luego lo ves. Antes solo lo veía, no tenia ni idea de la producción, de la gente que hay, de cómo se hace.
¿Qué es lo que más te gusta de este trabajo?
Me encanta follar. Hay tías muy guapas, lo disfruto. Otras no son tan agraciadas pero igualmente tengo que hacer la escena aunque, a medida que va avanzando mi carrera, las escenas son de más presupuesto y las actrices son más profesionales, más atractivas. Entonces eso se disfruta más, es como lo veo. Soy una persona que desde muy temprana edad he diferenciado lo que es el sexo de las emociones. Para mí no es lo mismo el amor que puedes sentir en una relación, que se basa en la comunicación, la comprensión, la confianza, que luego tener relaciones sexuales. Entonces, allí disfruto del sexo y no me involucro pero también puedo llegar a conocer a la persona. Al final conoces a chicas muy interesantes que acaban siendo amigas. Llegas a un punto de conexión demasiado rápido, como que quitas todas las barreras con esa persona y al final acabas conociéndola en cuestión de segundos. Te libras de cualquier tapujo y puedes conocer a gente muy interesante. Pero la razón principal: el sexo, me encanta follar [risas]
¿Y lo que menos?
He escuchado a veces el comentario de «El que se queja no trabaja» [risas] así que yo no me quejo nunca, aguanto lo que haya que aguantar porque, yo sé lo que es trabajar 8 o 12 horas en un día. La tranquilidad que te da el poder hacer en un día lo que haces en una semana y media o incluso dos en un trabajo normal, te permite hacer más cosas y disfrutar más de la vida. Entonces, lo que menos me gusta es que, a veces no porque hay confianza con los productores y terminamos en 1 o 2 horas, pero otras veces es en plan «No, ahora estamos mirando esto», «Estamos preparando las luces», «Ahora vamos a hacer fotos…» y estás ahí 12 horas prácticamente. Que vale, te dan desayuno, almuerzo y cena, que en comparación con un trabajo normal es gloria y además trabajas teniendo sexo, pero a veces no sabes los tiempos. Es algo que vas aprendiendo. Ya cuando trabajo con un productora es «Vale, esta productora trabaja así» y te amoldas a los tiempos. Eso sería lo que menos me gusta: la espera o cuando se tarda mucho, pero entiendo que para que las cosas salgan bien tiene que haber una preparación.
¿Cuál es la mejor experiencia que recuerdas en una escena?
Las veces en las que he disfrutado más ha sido porque en esa grabación he estado completamente libre y he podido hacer lo que quería, que ha sido en una orgia en Ibiza, que todavía no ha salido la escena. Era un cuarteto en primer plano y luego como 20 actores de fondo follando, entonces claro, yo primero vi una chica que me gustaba y con ella me hice las fotos, y ya en las fotos ya estábamos follando [risas]. Que los de la escena estaban mirando en plan «Que te tienes que quedar quieto» [risas]. Y luego la cuestión es que tenia que parecer una orgia de verdad así que tenia que follar con ella, con la otra y la otra, entonces yo fui dando vueltas, no me quedé quieto y como no había ninguna cámara que me estuviese enfocando a mí yo ahí me lo pasé brutal. Era como un niño en una tienda de caramelos [risas]

¿Hay alguna experiencia que tengas identificada como la peor?
Sí, hay una [risas]. A mí me gustan las chicas de mi edad y también maduras pero hay un cierto punto en el que esa diferencia de edad ya no me empieza a parecer atractiva. Lo peor de todo es que han sido varias. Esas son las escenas en las menos he disfrutado. Que al final las he hecho, la escena ha salido perfecta para los estándares que piden pero yo no disfruté. La temática de la productora es esa, chicos jóvenes con mujeres muy mayores. Hay que tener estómago para hacerlo. Ahora que me va un poco mejor puedo ser un poco más selectivo con mis trabajos, pero en ese momento estaba empezando. También era como una prueba: si puedo hacer esto puedo hacer cualquier cosa [risas]
¿Cómo gestionas la situación cuando no hay química con la actriz?
Es muy difícil, es algo mental, tienes que ponerte cachondo tú. Tienes que recrearte, en el sentido de que a lo mejor no puedes trabajar la conexión porque la chica no está receptiva. Me ha pasado un par de veces pero en la mayoría de casos siempre ha habido buen rollo y conexión porque yo no agobio a las chicas, siempre hablamos primero como personas normales. No es como «Eres un coño y te voy a follar». Detrás de escena hablamos, nos conocemos y entonces las chicas, cuando estamos en la escena, se sueltan más. Escenas como la que te he comentado antes en las que la chica no me atrae, me concentro en la penetración: polla y coño, ya está. Sentir mucho, tocar, centrarme en el tacto más que en la vista. Si estoy con los ojos cerrados ya sabéis por qué es [risas]
¿Cuál es la lección más valiosa que has aprendido en el porno?
La importancia de conectar con la gente. Mucho del trabajo que he podido realizar, sobre todo al principio, ha sido por llevarme bien. Era algo orgánico que sucedía así pero es algo en lo que te puedes forzar. Si te cierras y estás a tu rollo es muy difícil que crees un vínculo con esa persona y que esa relación laboral pueda avanzar o que te puedan conocer mejor. Tú puedes ser el mejor actor pero si luego en la producción no están cómodos contigo porque tienes una personalidad difícil o no eres una persona abierta a comunicarse y compartir, poco a poco vas a trabajar menos. Hay que cuidar un poco la parte social, pero en todos los trabajos. Esa es la conclusión a la que llegué: la importancia de cuidar las relaciones con las personas con las que trabajas.

¿Cómo gestionas el estrés intrínseco a este trabajo?
Este es un trabajo en el que tienes que moverte. Cuando eres tu propio jefe, no tienes a nadie que te diga «Tienes que hacer esto y esto». Tienes que ser tú. Que yo no soy el mejor ejemplo de disciplina pero con el tiempo poco a poco me voy gestionando mejor, poniéndome esa presión para cumplir objetivos y decir «Vale, tengo que hablar con las agencias, que voy a viajar aquí y allá donde está la acción». Porque no es quedarte en casa esperando a que te llamen, así no funciona. Tienes que ir, hablar con gente, hacerte conocer, hacer colaboraciones, que te conozcan las actrices porque si no nadie te va a llamar. Si estás esperando a que te llamen te va a dar toda la ansiedad del mundo. Yo no espero a que me llamen, busco hacer cosas y no me rallo.
Se dice que entre actores (hombres) hay mucha rivalidad. Según tu experiencia ¿consideras que es cierto?
A lo mejor eso sería antes pero últimamente, con las redes sociales, OnlyFans y también porque los hombres tenemos mucho publico homosexual -a lo mejor son dos actores que no han grabado una escena gay en su vida pero para dar el morbo y vender esa fantasía de que están con otro tío- hace que al final el colaborar se haya hecho una herramienta de crecimiento más potente que querer apostar por ir solo. En general, lo mejor en los negocios es aliarse. Hay rivalidad porque si te dan la escena a tí no me la dan a mí, pero las productoras eligen a los actores porque buscan unas características. Si me eligen a mí es porque me quieren a mí, luego para la próxima te elegirán a tí, no pasa nada. Sí que hay rivalidad y mal rollo según personas concretas que ya son así pero he visto que a los que les va mejor son los que más colaboran, los que más están en la movida. Al final somos personas. Yo en la orgía estaba follando con tías pero en los ratos libres estábamos hablando los hombres. Estamos en el mismo círculo, tenemos cosas en común y sabemos que podemos hablar porque hay esa confianza. Conectas más con un actor porno que con otra persona que haga otra cosa.
¿Qué consejo le darías a alguien que quiera iniciarse en este mundo?
Todo el mundo quiere las cosas si se las dan pero el camino, tomar la decisión, interiorizar o tener la perseverancia, la actitud para ir a buscar eso son los precedentes que te van a permitir conseguirlo. Yo tengo un amigo al que le di la oportunidad. Era tanta su insistencia e incluso yo le veía futuro; un tío que va por la calle y las tías se giran, está sentado y viene una tía de la nada a hablarle, esa clase de tío. Salió una producción con una mujer que quería hacer algo soft, sin sexo, y yo le ofrecí que viniese para ir viendo como es la cosa, las cámaras, las luces… Justo ese día yo estaba en Valencia, no podía ir y la mujer que se encargaba de la producción le dijo de hacer una escena porno. Yo quería que lo hiciese progresivamente para ir ganando confianza pero coge, va y le toca a él hacerla. Y claro, no lo hizo bien, que es algo que a mi también me ha pasado. Han habido días que no he funcionado ya sea porque estaba mal o porque me he bloqueado. Es normal. A un tío en su casa le puede pasar, imagínate delante de las cámaras. Es un rollo. Entonces se ralló, porque eso te deja en la miseria absoluta aunque seas el tío con más autoestima. Y encima era con una mujer guapa… Hablé con él «No te preocupes, a la próxima lo harás bien. Es normal que pase esto…» y él dice «No, pero es que tampoco me ha gustado la sensación, las cámaras…». Y claro, yo sé cómo es la cosa y sé cómo es él. Sé que su respuesta iba condicionada a esa mala experiencia. Cuando te dan algo no lo valoras pero cuando haces el camino y te lo trabajas, eres tú el que sabes 100% que lo quieres, y hay que hacer ese proceso. Antes de que te digan de ir a grabar tú tienes que hacer ese mindset.
¿Te resulta complicado combinar tu vida personal con la profesional?
Al principio, cuando trabajaba de camarero, no se lo comenté a nadie. Es mi vida, por mucho que salga en una pantalla al final yo decido si lo quiero compartir contigo. No es como que, si algo es público, ya tienes el derecho o yo la obligación de darte explicaciones. El choque es ese, sin que yo se lo hubiese comentado a nadie llega un día que uno me dice «Oye, tú tienes un tatuaje de un yin y un yang en los hombros» y yo «¿Qué escena has visto?» [risas]. Al día siguiente todo el mundo lo sabía. Fue un poco como volver al instituto, chismes y cosas. Eso lo noté mucho, que la gente te trata diferente, da por hecho que eres de cierta forma, tienen muchos prejuicios. Es normal, porque todos tenemos prejuicios, pero es incómodo. Eso lo sufrimos todos los que estamos en este mundo. Incluso te digo, que esta gente a veces es más sexual que tú y cuando te hablan están proyectando su mierda. Te choca que te traten así cuando tú eres una persona normal.
A nivel de pareja, ¿consideras que es más fácil si ambos trabajáis en el sector?
Antes del porno estuve en una relación de 5 años, con una sexualidad muy activa pero con una misma persona. Cuando salí de esa relación estaba muy oxidado, había olvidado lo que era ligar [risas]. Me costó mucho volver a relacionarme con chicas, tener vínculos, relaciones y tal. Desde entonces no he vuelto a tener nada serio y ya, cuando empecé en el porno, pues conectas con una chica, puedes estar más con ella, al final hacéis cosas juntos. Se puede decir que sí, es más fácil tener rollos con chicas de dentro del porno o que hacen algo relacionado con la industria porque te entienden, entienden que ese es tu trabajo, no te define luego como persona. También he tenido algún rollo fuera, que luego han sabido que hago porno y ha sido un plus, como que se ponen más cachondas [risas]. Pero bueno, no busco nada serio así que al final pasa lo que tiene que pasar.
¿Cuáles son tus aficiones? Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Me gusta dibujar, pintar, escribir. A veces canto, tengo una voz de mierda pero me gusta cantar [risas]. Canciones tipo rap, reguetón... Actuar también, que no se qué tal lo hago pero me gusta. El porno me ha dado esa apertura para hacer de extra en películas de otros actores y eso también me gusta, me apasiona porque es otra rama más de arte. Me gusta también hacer deporte, cuidarme, hacer ejercicio. Me gusta ver pelis, ver series de ciencia ficción. Antes leía más, ahora es más investigar por mi propia cuenta cuando algo me parece interesante. Me gusta informarme de cosas pero tampoco me obsesiono mucho por algo. Me gusta cocinar y cocino bien, no porque lo diga yo sino porque me lo han dicho muchas personas. Tantas personas no me pueden estar mintiendo [risas].
Muchas gracias, Jason