El pasado viernes 4 de noviembre se celebró en la sede de SGAE en Madrid la presentación de la séptima edición de los Premios Bonobo, el certamen organizado por APEOGA (la Asociación de Productores y Editores de Obras y Grabaciones para Adultos) cuyo objetivo es estimular la libertad y creatividad de contenidos artísticos eróticos. Antonio Marcos, presidente de la asociación además de artífice y director de los premios, lideró el acto donde se proyectó el vídeo que encabeza este año la web premiosbonobo.com, el cual incide en la sombra de la censura y la represión a la que esta iniciativa pretende plantar cara. Junto a él, Miguel Ángel Barroso y Úrsula Sobenes de Jacob&Kolsky presentaron la edición de relatos y poesía correspondiente a los 6º Premios Bonobo, que en esta ocasión también recoge las ilustraciones que se presentaron a concurso. La realizadora Valle Hidalgo, que llevará a cabo una colaboración especial fuera de concurso, dejó a los asistentes con la miel en los labios compartiendo unas pinceladas de lo que será su cortometraje. Finalmente, como cada año, también asistió Pedro Pozas, director del Proyecto Gran Simio, la asociación no gubernamental que vela por los derechos y supervivencia de los chimpancés que dan nombre a estos premios.
Una de las novedades más suculentas de esta edición es la incorporación de una nueva categoría artística a concurso: los reels. Los participantes tendrán la oportunidad de concursar con una pieza audiovisual, creada con móvil o tablet, de un minuto máximo de duración. Esta nueva categoría lleva aparejado un aumento de la cuantía total de los premios que ascienden a más de 10.000 € (mil más que en la anterior edición). Por otro lado se han modificado las bases del concurso restringiendo la participación individual a un máximo de 3 obras y 3 categorías, con lo que se pretende abrir la convocatoria a una mayor diversidad de participantes.
Creados en 2016, los Premios Bonobo nacieron con un objetivo claro y contundente:
ser plataforma a favor de la libertad de expresión y de la normalización social de las diferentes alternativas sexuales, además de convertirse en vehículo para la difusión del erotismo como una forma de expresión cultural, creativa y saludable con herramientas al alcance de la mayoría de las personas, como son los móviles y tablets con todo el arsenal de aplicaciones que los acompañan.
