Este fin de semana la actriz porno, escritora y directora Stoya ha hecho saltar todas las alarmas del planeta publicando una serie de tweets donde acusa a su ex-novio, el célebre actor James Deen, de haberla violado. De momento no se conocen más detalles al respecto aparte de lo que se puede extraer por sus palabras: ella dijo no y él hizo caso omiso.
Tampoco está claro cuándo ocurrió esa presunta violación, aunque se sospecha que pudo haber sucedido en algún momento del 2014, cuando la pareja rompió.
Como era previsible, estos comentarios han desencadenado toda una ola de mensajes de apoyo de colegas y seguidores, entre los cuales destacan los de Joanna Angel, otra de las ex-parejas del actor, que también ha aprovechado para dedicarle unos calificativos.
Algunas horas después, el actor James Deen (conocido en algunos círculos como el «judío majo» del porno) se manifestaba a través de su cuenta de Twitter negando todas las acusaciones.
ACTUALIZACIÓN: La ex-actriz Tori Lux ha publicado en el periódico digital The Daily Beast un artículo donde narra cómo fue asaltada también por Deen en junio del 2011. A continuación os facilitamos una transcripción del mismo:
‘Mi nombre es Tori Lux, y soy ex-actriz de cine para adultos. En junio de 2011, mientras rodaba para un estudio importante, fui agredida por James Deen.
A pesar de que James no actuaba conmigo ese día, él estaba presente en el set y, casi inmediatamente después de finalizar mi escena, comenzó a importunarme. Todavía no habia tenido tiempo de vestirme cuando dijo, con una sonrisa burlona en su rostro, “Tori Lux, te gustaría oler mis testiculos?” “No” respondí en tono neutral. “Lo repetiré: Tori Lux, te gustaría oler mis testiculos?” preguntó, más agresivamente esta vez. Contesté con un firme “No,” con intención de establecer mi límite, el cual James ignoró agarrándome del cuello y empujándome hacia un colchón del suelo.
Procedió a subirse a horcajadas sobre mi pecho, inmovilizando mis brazos con sus rodillas y levantó la mano por encima de su cabeza, sacudiéndola hacia abajo y golpeándome en la cara y cabeza con la palma abierta. Lo hizo cinco o seis veces -fuerte- hasta que finalmente se levantó.
Me puse de pie desorientada y con un dolor creciente en la mandibula pero, antes de poder reponerme, me agarró del pelo y me hizo caer de rodillas, metiéndome mi cara en su entrepierna varias veces antes de empujarme al suelo. Estaba completamente aturdida, sin saber cómo reaccionar. Me sentí obligada a mantener un comportamiento profesional al estar en un rodaje importante, habiendo otras personas presentes que no intervinieron.
Algunas personas con las que he compartido esta historia a lo largo de los años me han preguntado por qué no llamé a la policia inmediatamente o dije algo públicamente tan pronto como sucedió. La razón es porque la gente -incluyendo la policía- tiende a pensar que las trabajadoras sexuales viven de manera arriesgada, y por lo tanto no pueden ser agredidas. Por supuesto, esta afirmación no podría estar más lejos de la verdad, estar envuelto en un trabajo sexual no equivale a correr riesgos. A pesar de que la pornografía es una forma legal de trabajo sexual llevada a cabo en un entorno controlado, como un set de rodaje, esa mentalidad de culpar a la victima sigue siendo inherente en la mayor parte de la sociedad. A su vez, los trabajadores sexuales son silenciados y nuestras experiencias negativas barridas bajo la alfombra ya que tratamos de protegernos del juicio de los demás, o peor aún, de una variedad de problemas que van desde nuevos ataques físicos a cuestiones profesionales como la calumnia y/o listas negras.
En pocas palabras: estaba asustada.
Nos vemos obligados a sonreir y hacer ver que lo controlamos todo y adoramos nuestro trabajo, cuando en realidad hay multitud de experiencias que uno puede tener en un día de rodaje -buenas, malas y neutras- cono en cualquier otro trabajo. No es blanco o negro como a la gente le gusta pensar. Mi objetivo al escribir esto no es mostrar la industria en su conjunto como algo opresivo o peligroso, sino arrojar algo de luz sobre una experiencia personal tan jodida como la mía, en la que James Deen me atacó y humilló cruelmente, dejándome con heridas mentales que tardaron años en sanar.
Espero animarle a usted, el lector, a que expanda su mente en relación al estigma y la seguridad dentro de la industria del sexo. El silencio es lo que mantiene a los trabajadores sexuales en peligro, y el estigma es lo que mantiene a los trabajadores sexuales silenciados cuando son atacados. Es un circulo vicioso y espero que podamos trabajar juntos en humanizar y prevenir que estos casos continúen sucediendo‘
Por su parte, la actriz Ashley Fires también ha manifestado a The Daily Beast que ella rechazó trabajar con James Deen porque ‘casi la violó’. Según su testimonio, cuando estaba saliendo de la ducha tras un rodaje con Kink (no ha especificado el año), Deen se acercó por detrás y le presionó su miembro erecto contra el trasero. La empujó contra el lavamanos y empezó a sobarla hasta que eventualmente se detuvo tras escuchar sus reiteradas súplicas. También afirma que un año más tarde Deen se enfrentó a ella para ordenarle dejar de hablarle a la gente sobre ese incidente.
Seguiremos atentos a cualquier evolución.