En la tarde del pasado viernes, Jonathan Koppenhaver aka War Machine fue finalmente arrestado por los U.S. Marshall en un hotel de Simi Valley (California) en relación a la agresión cometida una semana atrás contra su ex-novia, la pornstar Christy Mack, y un amigo con el que se encontraba llamado Corey Thomas (célebre por haber participado en un reality en 2009). Si no estabas al corriente del tema, quizás deberías leer primero esto.
He estado siguiendo el caso bastante de cerca y han habido multitud de detalles que me han llamado la atención, tanto para bien como para mal. En primer lugar me ha sorprendido gratamente la implicación de la actriz Kendall Karson, que a los pocos días de conocerse el suceso inició una campaña en Internet para recaudar donativos con los que sufragar los gastos médicos de su amiga (y que en el momento de escribir estas lineas superan ya los 75.000$). También han habido muestras bonitas de aliento y cariño por parte de algunas colegas de profesión (como Catalina Cruz o Nikki Benz) y otras no tanto, como el caso de Jesse Jane y Jenna Jameson que se enzarzaron en una disputa a través de Twitter en la que la primera le reprochaba a la segunda no ser la persona más adecuada para opinar sobre el maltrato, o el caso de Bonnie Rotten que hizo cierta gracieta sugiriendo un posible regreso de Christy Mack al porno (que igual fue una broma personal pero me pareció bastante desafortunada).
En el lado diametralmente opuesto, y sorteando todo sentido común, han habido desaprensivos (anónimos, por supuesto) que han convertido este triste suceso en centro de sus burlas o incluso se han puesto de parte de War Machine justificando la agresión por tratarse de una actriz porno… y no precisamente en esos términos tan educados.
Lo que ya ha sido para mear y no echar gota es descubrir que alguien ha organizado una recaudación similar a la de Kendall Karson pero para pagar la defensa judicial de Koppenhaver. Atentos al texto promocional:
War Machine, también conocido como Jonathan Koppenhaver, fue invitado a casa de su entonces novia, Christy Mack, también conocida como Christine Mackinday. Llegó temprano y, utilizando una llave que ELLA le dio para entrar, la encontró con otro hombre en la cama. Acabó peleando contra el hombre mientras ella agarraba un cuchillo. Luchó por su vida y se defendió en consecuencia. Ella ha ensuciado su nombre para darse publicidad y recibir un poco de atención, poniendo a todo el mundo en su contra con una historia de cuento de hadas. Un abogado de oficio no se esforzará al máximo defendiendo a War Machine. Necesitamos donaciones para que un buen abogado escarbe hondo en la historia de Christy Mack, que exponga sus fallos y mentiras sembrando la duda para demostrar la inocencia de Jonathan Koppenhaver. Cualquier cantidad ayudaría. Piénsalo. Gracias
Por alguna causa misteriosa, poco después de su publicación, el texto anterior era reemplazado por otro más escueto en el que simplemente piden dinero para pagarle terapia (por cierto, muy tierna la foto con el hurón… o lo que coño sea).
Y esto, amigos, son el tipo de cosas que me hacen perder la fe en la Humanidad. Que exista gente tan despreciable que se alegre, ensalce y se divierta a costa del sufrimiento ajeno. Gente que encuentre justificable que un repartidor de hostias profesional, con casi el doble de peso en músculo, haya destrozado la cara y dejado prácticamente lisiada a una modelo, a la que para más inri se supone que amaba.
Pues permitidme decíroslo bien claro para que lo entiendan todos: No hay nada, NADA, que justifique esta demostración tan desmesurada de brutalidad.
No quisiera terminar sin antes hacer referencia a otro detalle que, lejos de irritarme como el anterior, me ha hecho sentir pena. Se trata de que en algunos sitios hayan tenido que destacar que Christy Mack es hija y hermana de alguien para hacernos caer en la cuenta de que se trata de una persona normal como nosotros y no un pedazo de carne puesto ahí para satisfacer vicios. ¿Realmente era necesario? ¿Acaso sigue quedando gente tan obtusa que no se dan cuenta de que dedicarse al porno es una elección personal y no algo relegado a individuos de segunda? ¿Acaso no son estas mismas personas las que después echan mano de la pornografía cuando les agarra el calentón o para desahogar sus complejos y frustraciones?. No sé por qué me lo pregunto cuando cualquiera que tenga cierta cercanía con el porno podrá dar fe de la existencia de esta doble moral. Sin embargo, llamadme iluso, pero pensaba que con un incidente tan serio, los remilgos, los escrúpulos y las estrecheces de miras pasarían a un segundo plano…