Soy consciente que el título de esta entrada puede inducir a confusión pero si alguno de vosotros ha llegado hasta aquí con la esperanza de ver mi pandero blanco y rechoncho, ya puede ir quitándoselo de la cabeza. A finales del pasado mes de marzo Lara Tinelli y Roberto Valtueña, dos de los profesionales de la industria a los que más respeto y admiro, programaron una serie de rodajes de corte lésbico y, en un arrebato de infinita generosidad, me invitaron a asistir a una de esas sesiones para ser testigo de cómo se crea una escena porno. Durante una semana maratoniana desfilaron ante sus cámaras nombres como Nora Barcelona, Ena Sweet, Valentina Bianco, Julia Roca, Bianca Resa, Chiqui Dulce, Miyuki Son y Yarisa Beltrán. El día que fuí yo coincidí con nada menos que Onix Babe, la considerada reina del porno lésbico en España, y Gigi Love, premio Ninfa-Primera Linea a la mejor actriz del 2013 y una de nuestras performers en activo con mayor trayectoria.
La cita fue en Open Mind, un club gay fetish muy exclusivo ubicado en la calle Aragón de Barcelona, que también ha sido escenario de uno de los fragmentos más controvertidos de «Bad Sometimes», la próxima película de la factoría Tinelli Films. Había escuchado mucho acerca de la poca formalidad de algunos actores españoles sin embargo, cuando llego a las 10:30 de la mañana, Onix Babe y Gigi Love ya se encuentran allí. Roberto Valtueña y su equipo (Xavi, George y Jou) están enfrascados en la preparación de las cámaras, iluminación y sonido mientras la maquilladora Mar de Val ultima los retoques de Onix Babe, que poco después sería requerida para grabar recursos en la calle (los planos previos a la escena sexual). Mientras Gigi Love ocupaba su turno en el sillón de maquillaje Lara Tinelli, que estaba controlando cada detalle, se ofreció a mostrarme la planta superior del local. Si hasta ahora la jaula y el enorme mural con los chulazos practicándose fisting en plan «Human Centipede» me habían parecido intimidantes, nada me prepararía para lo que estaba a punto de descubrir: literas, poleas, perreras de sumisión, glory holes... resumiendo, una especie de cruce entre Sodoma y Silent Hill.
Al volver abajo, Roberto habia regresado de grabar los exteriores con Onix Babe y Gigi Love ya se encontraba preparada y dispuesta para entrar en escena. En su caso decidieron comenzar con una pequeña entrevista, nada complejo, solo unas palabras de presentación exponiendo sus preferencias sexuales. Me resultó llamativo que alguien tan acostumbrado a exhibir su desnudez aún pudiese sentir pudor dirigiéndose a la cámara. Tras varias tomas hasta conseguir el resultado deseado, tiraron algunas fotografías y se dispusieron a meterse en harina; se supone que Onix es una especie de regalo sorpresa para Gigi y que esta debía seducirla bailándole un sensual striptease, sin embargo las chicas se aceleran más de la cuenta y no tardan en empezar a comerse mutuamente. Roberto y Lara deciden dejarlas improvisar. Los arrumacos se alargaron unos minutos más hasta que sin darnos cuenta se nos echó encima la hora del almuerzo. Las actrices prefirieron no comer (lógico, nadie quiere hacer según qué esfuerzos con el estómago lleno) y Lara se solidarizó con ellas mientras el resto de los presentes tomábamos un tentempié rápido por cortesía de producción.
Con el buche lleno volvimos a la carga. El resto de la escena se rodaría en los barracones de arriba. Las chicas se acomodaron sobre una de las literas y comenzaron a sobarse un rato para poco después echar mano de los complementos que habían traído. Alguien sacó una enorme polla negra del tamaño de mi antebrazo. Finalmente se decidieron por otros dildos con proporciones más normales y un strap-on bucal con el que Roberto improvisaría más tarde una genialidad acrobática (no pienso desvelaros nada, simplemente decir que sufrí por la integridad física de la que le tocó debajo…). La acción prosiguió con paradas para cambiar de postura y alguna que otra corrección rápida. Tras más de una hora liados el ambiente comenzó a volverse realmente cargado, en gran parte por culpa del maldito humo que se te pegaba a la garganta y hacía llorar los ojos. Afortunadamente no tardaron en encarrilar la recta final. Para el clímax deciden sentar a Gigi en una silla de fabricación casera, cuyo reposa culo era una taza de inodoro sujeta con unos muelles, y a Onix tumbada en una plataforma rodante -parecida a la que usan los mecánicos para revisar los bajos de los coches- con nuestro viejo amigo el strap-on sujeto a la boca. Gigi sube y baja y con cada descenso el falo de goma se introduce en su vagina conduciéndola inexorablemente hacia el orgasmo. Cuando ocurre Gigi explota con un espectacular y abundante squirt que impregna a Onix de arriba a abajo, terminando a muy pocos centímetros de los cámaras. Entre risas el equipo comenta que no siempre tienen tanta suerte.
La jornada ha acabado para Gigi Love pero no así para Onix Babe, que aún tiene pendiente un solo. Las chicas se limpian en unas duchas que hay habilitadas en las propias instalaciones del local y se relajan un poco mientras el resto del equipo traslada sus bártulos al piso inferior y piensan cómo exprimir al máximo las posibilidades de su entorno. Finalmente se deciden a rodar en las escaleras. Onix vuelve a estar maquillada y se ha cambiado de vestido aunque le dura poco puesto. Baila a ritmo de música tecno mientras desciende escalones y juguetea con su cuerpo. En un momento dado la música se corta y la escena se vuelve tan íntima como lo sería si estuviese en la soledad de su dormitorio. Su placer no es fingido, el tembleque de sus piernas certifican que cuando Onix se corre, lo hace de verdad. Pierdo la cuenta de las veces que veo temblar esas piernas. Miro mi reloj, son casi las 20h. Antes de que la actriz se desplome, dirección decide dar por concluida la jornada y yo, agotado aunque no he hecho nada, opto también por retirarme dejándoles pendiente la emocionante tarea de recoger y guardar el equipo.
Todos en nuestra ignorancia hemos pensado alguna vez que rodar porno debía ser jauja, sin embargo no hay que olvidar que a allí se está desempeñando un trabajo (más gratificante que picar piedra en una cantera, desde luego, pero trabajo a fin de cuentas) y como tal hay un desgaste y unas directrices que se deben cumplir. Basándome en mi experiencia, y después de escuchar muchas historias para no dormir, creo haber tenido la suerte de topar con personas que son un ejemplo de rigor y saber hacer dentro del negocio. Tener las ideas tan claras y la capacidad necesaria para llevarlas a cabo hace que el trabajo de Roberto Valtueña y Lara Tinelli parezca fácil. Si además le añadimos un equipo de lo más profesional y dos actrices tan disciplinadas y solventes como Onix Babe y Gigi Love, el resto sale solo.
Pero como decía, esta ha sido tan solo mi primera experiencia. Para juzgar en condiciones debería tener con qué compararla. Además es lógico pensar que los rodajes hetero deben encerrar más complejidades (a priori, problemas de erección), así que tendremos que esperar a que se presente una nueva oportunidad de ampliar mi bagaje. Se aceptan ofertas.