En el set con Robin Reid

Hace un par de semanas nos reunimos con el veterano actor y director Robin Reid, actual responsable de las producciones en España de Team Skeet y recientemente de Reality Kings (entre otras), para tomarnos esa cerveza que tanto tiempo llevaba pendiente. Aquella tarde, mientras arreglábamos el mundo y comentábamos los temas candentes de la actualidad pornográfica nacional, surgió la posibilidad de asistir como espectadores a uno de sus rodajes. Por supuesto no tardamos en aceptar la invitación ya que, si bien no sería la primera vez que asistíamos a una filmación, la posibilidad de obtener un punto de vista distinto nos resultó de lo más interesante.

El pasado sábado a primera hora de la mañana un reducido grupo de profesionales compuesto por el cámara y fotógrafo Raúl Lora, la maquilladora Naara Delgado, la actriz novel Medusa, el director Robin Reid (obviamente) y el que suscribe, nos reunimos en la estación de Sants (Barcelona) para partir destino a Sitges donde poco después se nos uniría el actor Alberto Blanco. El rodaje se realizaría en una bonita casa estilo zen donde Robin ya había trabajado anteriormente (concretamente en esta escena con Pablo Ferrari y Penélope Cum).

Medusa en maquillaje

Una de las cosas que me llamó la atención nada más comenzar es lo exigentes que son en Team Skeet (y, por lo que dicen, en las productoras americanas en general). Días antes le habían hecho llegar a Robin Reid un dossier de varias páginas con detalles concretos de lo que se tenía que filmar, incluyendo fotografías de referencia para el photoshoot (porque requieren fotos, y muchas). Curiosamente en el argumento no debieron invertir tanto esfuerzo: en esta ocasión Medusa interpretaba a una joven con aspiraciones a modelo y Alberto Blanco a un fotógrafo con las manos largas, una historia bastante cliché a la que más de uno de los presentes le encontró tintes biográficos.

Si aún queda alguien que crea que rodar porno hoy en día se hace en un pispás, mejor que se lo repiense. Tras maquillar a la actriz y montar el decorado -nada extravagante, una tela blanca y varios focos para simular un estudio- llegó el momento de disparar las fotos, un proceso que no exagero si digo que nos llevó más de dos horas. Como nota curiosa destacar que fui testigo del uso de la famosa corrida falsa, un recurso bastante habitual en las fotografías pornográficas (mi enhorabuena al iluminado que hizo que el Gaviscon, un medicamento para la acidez estomacal, tuviese el mismo color y textura que el semen).

Robin Reid y Raúl Lora

A las tres de la tarde el equipo hizo una breve pausa para recuperar energías y llenar el buche -en contra de lo que suele ser habitual, los actores también picaron algo- y rápidamente volvieron al tajo para ponerse con el vídeo. Dado que se trataba de una escena estilo cinematográfico, previamente al sexo grabaron una pequeña introducción en varios planos cortos que posteriormente adquirirán forma de diálogo tras pasar por la mesa de edición. Una vez finiquitados los preámbulos los actores se dispusieron a enfrentarse a la parte sexual y entonces comenzaron los problemas…

Medusa había sufrido un desajuste hormonal e inesperadamente le bajó la regla por segunda vez en el mes. Pese a que no manchaba demasiado las productoras americanas tienen muchos escrúpulos con el tema de la sangre así que había que evitar que se viese por todos los medios. En la sesión fotográfica el asunto se había ido capeando con la ayuda de esponjas vaginales pero durante el sexo Alberto Blanco empezó a acusar falta de lubricación -la esponja absorbía el flujo- y constantemente tenía que recurrir al gel. Por su parte Medusa tampoco se sentía cómoda ya que, además de las molestias propias de llevar la esponja, el descomunal aparato de Alberto Blanco no hacía más que empujarla más adentro en cada embestida. En un momento dado hubo que cambiarla y estaba tan metida que Medusa ni alcanzaba con sus dedos. Finalmente tuvo que venir Robin al rescate dando pie a una de las anécdotas más divertidas y bizarras de la jornada.

Dificultades aparte la escena prosiguió y estoy convencido de que cuando se publique nadie notará nada en absoluto. Raúl Lora desacopló la cámara del trípode y la filmación se volvió más ágil, siendo interrumpida exclusivamente para cambiar de posturas. Misionero, spoon, face-to-cam, POV, face-to-face… tras algo más de media hora de metraje sexual llegó el momento de la corrida. Alberto Blanco, que cumplió en todo momento como un jabato, disparó un potente lefazo sobre la cara de Medusa que accidentalmente recibió un poco en un ojo, finalizando así la escena de forma más abrupta de lo que hubiese sido deseable. Luego poco más, los actores se dieron una ducha, comieron algo, se cumplió con la burocracia legal y se recogieron los bártulos. Al mirar el reloj eran las ocho de la tarde.

Extrayendo conclusiones, me reafirmo en la impresión que obtuve la primera vez que asistí a un rodaje: filmar porno no es ningún juego. Por supuesto que hay momentos divertidos -se trata de sexo a fin de cuentas- pero es un trabajo mucho más duro y exigente de lo que a priori pudiese parecer. Eso sí, todo resulta mucho más sencillo cuando se trabaja con un equipo tan profesional y experimentado como con el que tuve la fortuna de compartir la jornada.

Escena disponible en | www.teamskeet.com